Por Lidia Baluja

En 1993, visité por primera vez un restaurante mexicano en Madrid que dejó una huella imborrable en mí. Ubicado en la Marina Española y dirigido por Adrián Castañeda, este lugar era una joya decorada con las impresionantes obras del pintor Alfredo Castañeda Iturbide, piezas que, hasta hoy, nos cautivan.

Cada rincón del restaurante respiraba elegancia y cuidado; la familia Castañeda de la Barrera se aseguraba de que no hubiera detalles fuera de lugar. El sabor de cada platillo, preparado por doña Hortensia de la Barrera, evocaba la auténtica cocina mexicana, esa que se transmite de generación en generación. Cada plato era un viaje a través de nuestra tierra, y los emplatados, modernos para su época, eran verdaderas obras de arte.

Hoy, 32 años después, el restaurante se encuentra en C/ Caños del Peral, 3, en pleno corazón de Madrid, donde ha continuado su legado desde 1993. Las paredes ahora lucen pinturas de jóvenes talentos mexicanos, además de familiares, y cada rincón cuenta una historia. Otra de las joyas del lugar, gracias a Adrián Castañeda, es su impresionante colección de tequilas y mezcales, la más grande de Europa, con más de 2,200 variedades, de las cuales aproximadamente 1,700 están en exposición. Su amplia oferta de margaritas, que va desde la clásica de lima hasta 12 sabores diferentes, refleja su compromiso con la diversidad y la calidad. Esto, junto con la profesionalidad y conocimiento de los destilados, les ha valido un distintivo otorgado por el Consejo Regulador del Tequila, que destaca su autenticidad y profundo conocimiento en la cultura del tequila y mezcal.

Al regresar a su cocina y probar sus platillos, me transporto de inmediato a la Marina Española. Cada elaboración, ahora a cargo de Ibiza y Alfredo Castañeda, es como una pintura, con colores vibrantes y un sabor envolvente que te lleva a nuestro México. No cabe duda de que heredaron de su madre y familiares el amor por la restauración y de su padre, el arte, fusionándolo de manera auténtica.

Al llegar, Adrián Castañeda nos recibe como siempre, con un aperitivo que habla de raíces y tradiciones: unas tortitas costeñas con un toque de chile guajillo, guacamole y cebolla encurtida. Este festín de sabores y colores prepara el paladar para lo que está por venir. Este gesto no es solo un saludo; es un homenaje a la rica gastronomía mexicana que ha influido con su pasión por la cocina.

La carta se divide en tres secciones: Los Secretos, Los Suspiros y Los de Siempre. Se respira tanto arte culinario que incluso la presentación de sus platillos es exuberante, visualmente brillante, con una decoración impecable que evoca una obra de arte. Jugando con colores y texturas que, al probarlos, evocan el México que guardo en mi memoria y en mi paladar.

Este restaurante podría describirse como sensitivo; estimula todos tus sentidos y convierte cada visita en un viaje de ida y vuelta a México, tal como su nombre lo sugiere: Entre Suspiro y Suspiro. Cada platillo tiene su propia personalidad; son suaves y envolventes, con aromas cálidos y ese umami que te transporta a tu infancia y a los recuerdos familiares, permitiéndote disfrutar entre suspiro y suspiro.

Cada ingrediente es fresco y apetitoso, y puedes acompañar tus platos con cualquiera de las tres salsas que ofrecen, dándoles un toque personal. La textura de las salsas es aterciopelada y brillante, invitando a disfrutar aún más. Su sabor vibrante me hace querer volver a experimentar y compartir esta increíble aventura contigo.

Entre las delicias, destacan las Estrellas Marineras, chicharrón de camarón y chile guajillo con salsa de aguacate, otro platillo tradicional mexicano son las deliciosas y artesanales Quesadillas de Cuitlacoche, que no puedes dejar de pedir, ya que te llevarán a un México puro. El Taco Ibérico, con secreto de cerdo, chile pasilla y salsa de aguacate, cebolla y cilantro, es espectacular. Para terminar, el Solomillo Mérida, una creación de Alfredo Castañeda, con un espejo de salsa de mango y tamarindo, acompañado de tortillas de maíz artesanales que no te dejará indiferente. Si tienes una celebración especial, pregunta por «La Caja Fuerte», un espacio privado que brinda un ambiente exclusivo, perfecto para disfrutar de una experiencia culinaria íntima y personalizada.

Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.

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