El Rondón: entre cocos, leña y comunidad, el alma culinaria del Caribe Nicaragüense

Por Jessica Salas.

Cuando pienso en la Costa Atlántica de Nicaragua como destino, inmediatamente la relaciono con el plato más emblemático del Caribe: El Rondón.

El rondón, o run down, proviene del inglés criollo caribeño y significa «descomponer» o «reducir». Se prepara con lo disponible: “lo que se encuentre corriendo” de ahí su nombre. Forma parte esencial de la identidad gastronómica de la Costa Caribe nicaragüense, una región caracterizada por su diversidad étnica y cultural, donde conviven comunidades afrodescendientes (creoles, garífunas), pueblos indígenas (misquitos, ramas, mayangnas), mestizos y otras poblaciones.

El rondón es un plato ritual, comunitario y festivo, que suele prepararse en celebraciones familiares, actividades religiosas y reuniones comunitarias, especialmente durante el mes de mayo, cuando se celebra la fertilidad de la tierra, la llegada de las lluvias y la abundancia y varias personas colaboran en la recolección de ingredientes, el encendido del fuego de leña y la cocción lenta.

El Caribe comparte platos similares al rondón nicaragüense, todos con base en leche de coco. En Jamaica, el Run Down es muy parecido en nombre y técnica. En Costa Rica, el rondón limonense se prepara en Puerto Limón, con pescado fresco, leche de coco, verduras locales y se sirve en celebraciones afrodescendientes. En el Caribe colombiano, se conoce como sancocho de pescado, y en Panamá, como sopa de mariscos, a la que se le agrega leche de coco según la zona.

En Nicaragua, el plato fue adoptado y adaptado por las comunidades afrodescendientes de la Costa Caribe, quienes le dieron su toque local: un guiso espeso cocido en leche de coco, preparado con una combinación de proteínas, tubérculos y condimentos naturales. Entre los ingredientes típicos de la zona están la yuca, ñame, plátano verde, malanga, quequisque, cebolla, ajo, chiltoma, fruta de pan, pescado, langosta, caracol, cangrejo, camarón, y, por supuesto, las especias de la isla para lograr un buen sazón.

La manera de preparar el rondón comienza con la obtención de la leche de coco, rallando los cocos y exprimiendo su jugo. Luego, se cocina la leche hasta que espese ligeramente, y se agregan especias como orégano, hierbabuena y cilantro. Poco a poco se incorporan los tubérculos duros como la yuca, el ñame, la malanga y el plátano verde. Después de unos minutos, se agregan los de consistencia más suave. Una vez que están casi cocidos, se agregan las proteínas como el pescado, la langosta y los mariscos. En ocasiones, para evitar que el pescado se desintegre, se puede sellar en aceite caliente, quitarle la grasa y luego incorporarlo a la olla del rondón. Antes de apagar el fogón, se da el toque final con sal, pimienta y más especias, si lo amerita.

El alma culinaria del Caribe se cuece a fuego lento, en una olla grande hasta que todo esté tierno. Entre cocos, leña y comunidad, no puede faltar la música de reggae de fondo, la tertulia, las risas, unos pasitos prohibidos y un brindis con los presentes.

Con el paso del tiempo, el rondón se ha transformado, incorporando ingredientes y técnicas del Pacífico o de culturas vecinas. En Corn Island, se ha vuelto un platillo gourmet, ofrecido a los visitantes como una experiencia cultural.

A pesar de esta evolución, sigue manteniéndose fiel a sus raíces comunitarias y de cocina ancestral, especialmente en contextos familiares o tradicionales.

El rondón refleja la fusión cultural afrocaribeña e indígena, evidenciando el legado de los pueblos esclavizados africanos, pescadores criollos y agricultores nativos.

A la hora de degustar este plato tan importante para los isleños, no solo vas a encontrar un guiso con mariscos y tubérculos si no que tambien vas a probar en cada cucharada un toque de su resistencia y el ingenio de la sobrevivencia, una herencia culinaria que se transmite de generación en generación y que perdura hasta hoy a través de la expresión viva del legado africano en América Latina. La capacidad de una cultura de adaptarse, reinventarse y resistir a través del sabor, el fuego y la comunidad.

Tengo que reconocer que siendo una nicaragüense del pacifico, aun no he tenido el gusto de probar este plato, pero cómo pueden ver más arriba, conozco bien la teoría. En mi próximo viaje a Corn Island para hacer mi documental espero disfrutar finalmente de un buen rondón junto a una playa tropical, que me reconforte de la desapacible primavera finlandesa.

Aquí te dejo el resumen de mi proyecto de fin de máster en periodismo gastronómico. Colaboradores de Corn Island serán los encargados de exponer todo el esfuerzo que hay detrás de este delicioso plato.

A lo largo del recorrido, iremos descubriendo, uno a uno, los ingredientes del rondón y trayéndolos a la mesa, mientras escuchamos sus historias y experiencias como parte de las nuevas generaciones.

Ellos nos comparten no solo sus saberes culinarios, sino también cómo transmiten estas tradiciones a sus descendientes para mantener viva la herencia gastronómica del Caribe nicaragüense.

Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.

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